Había una vez una flor muy rara,
de pétalos tenía
cascaritas blancas
de huevo de gallina.
Parecía una margarita
porque en el centro mostraba
un pollito amarillo
que alegremente piaba.
¡Ay qué vértigo que sentía
ese pequeño pichón!
Cuando miraba hacia abajo
desde la flor-balcón.
Otras veces se reía
con el señor picaflor
que le hacía cosquillas
con su piquito marrón.
de pétalos tenía
cascaritas blancas
de huevo de gallina.
Parecía una margarita
porque en el centro mostraba
un pollito amarillo
que alegremente piaba.
¡Ay qué vértigo que sentía
ese pequeño pichón!
Cuando miraba hacia abajo
desde la flor-balcón.
Otras veces se reía
con el señor picaflor
que le hacía cosquillas
con su piquito marrón.
¡Ay qué sorpresa, qué asombro!
cuando el verano pasó,
esa flor no era tan rara
en el jardín ya eran dos.
Había una vez un jardín muy raro,
en el campo, en un cajón,
con dos flores que piaban:
era un jardín cantor.
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